Estefania Jiménez
“Siempre me gustó el drama, prefería el ballet que el folclore y en el teatro cuando saco una risa o una lágrima, tengo ese sentimiento de ya la hice, ya le llegué al público”
En una sala llena de literatura, pinturas, fotografías, placas conmemorativas y algún que otro detallito, Guadalupe Duarte Soto, mejor conocida como “la Duarte”, actriz mexicana, hija, madre y abuela, es sobre todo una mujer excepcional.
-En 1969 fue mi primera participación de teatro en Guadalajara, fue en una pastorela, y aunque en teatro se considera como género menor, fue una experiencia muy bonita, porque, pude participar con mis dos hijos mayores, como pastores; (…) era muy divertido, era teatro itinerante y claro al final nunca recibimos un peso por participar, al contrario parecía que pagábamos porque nos alquilaran.-
Su actitud ante todo es muy disciplinada, amable, carismática y lo que más se refleja de ella es su energía, es muy activa, cada que habla de algo se siente la emoción, el afecto, se nota que revive, cada que cuenta sus anécdotas. Al hablar hace gestos, ademanes, está viciada, es vicio del actor, la expresividad en su máximo punto.
-Mi segunda experiencia, forma parte de mi escuela actoral. Tuve un director con un carácter tremendo, no podía llegar ni un minuto tarde, mascar chicle o platicar; estaba yo acostada en un diván y llegaba un chavito a ponerme las patas arriba y lo volteaba a ver y se me salía la sonrisa, estaba bien lindo, con unos ojos azules preciosos. Un día llega el director y me toma del cuello y me empieza a regañar, me decía que si eso me parecía muy chistoso, que no debía reírme, pues desde ese momento yo me mordía los labios porque el chico este a mí me parecía muy simpático-
La Duarte no solo es una actriz muy disciplinada, también una maestra muy exigente, es una persona a la que no le gusta el desorden, no tolera la falta de compromiso; también busca estar siempre cercana al arte, desde pequeña conocedora de la literatura, el teatro y las fiestas españolas, su madre es un ejemplo para ella, es la persona que la acerco al arte y sobre todo un ejemplo para educar a sus hijos.
-Mi madre desde chiquillas nos llevaba al teatro, íbamos a las obras españolas, la zarzuela, nos ponía a leer, nos llevaba a clase de danza, a mí el baile folclórico jamás me gusto, lo mío era el drama, el ballet, que la sonrisa, que el movimiento, me encantaba. Entonces cuando yo tengo a mis hijos, me los llevaba a ensayos, a ver las obras de los colegas, a todos les inculque la lectura, al igual que el teatro y actuar, ellos chiquillos, cuando regresábamos del teatro, se ponían a representar lo que habían visto y ya después de un tiempo fueron saliendo en obras, primero el mayor, después el más pequeño y ya pues como los fueran solicitando, y les gustaba.
Una madre excelente, sus hijos unas personas exitosas, al igual que ella, es una persona amorosa, con un carácter muy fuerte y con una forma de ver la vida asombrosa, es rebelde, no se deja y no hace lo que no le gusta o le parece adecuado, se da el lujo de rechazar trabajos, y no es que sea sangrona, simplemente es exigente con su trabajo.
-Una vez conversando con María Rojo, ella tenía ya tiempo con una obra, y me dijo, “una vez salí a presentación y dije que hago aquí, allí dije yo ya no debo hacer esta obra”, y es verdad una puesta nunca es igual, el público es otro, el estado de ánimo, se van entendiendo más cosas conforme al tiempo, a veces ya los movimientos son muy controlados y llega el momento de dejar las obras. Yo soy muy caprichosa y rebelde, yo cada que estoy en un ensayo debo decir lo que no me gusta, entender los motivos de mi personaje, de mis movimientos, si algo no me gusta y lo puedo cambiar lo hago, si de plano no me agrada para nada lo rechazo, no voy a interpretar un papel que no me guste.
Así, Guadalupe Duarte, no solo a interpretado papeles en el teatro tapatío, también a realizado películas locales, teatro en inglés, participo en puestas en la Ciudad de México, trabajo al lado de Edith González, con María Rojo, y muchos más, a pesar de esto, ella considera que sus papeles más complicados son en la escena teatral, en una ocasión con su madre como compañera de escena y en otra con su primer protagónico al mando del maestro Héctor Monteón.
-El primer protagónico que tuve, fue en un festival de teatro Belga, que se realizó en la ciudad de México, el maestro Monteón me dice “Guadalupe te quiero en esa obra tienes el protagónico” y yo así de ¡qué!, en blanco, jamás había tenido protagónicos, claro y de esa vez en adelante mis papeles fueron principales, pero recuerdo muy bien la presión que sentía y más porque me chocaba una línea, no le gustaba al maestro, un día me para en un banco y me enoje, aventé el libreto, nos tomamos unos minutos y continuamos, terminamos y me dijo “si debes encabronarte para hacer una interpretación así, encambrónate siempre” y yo así echando humo. Otra ocasión que es emotiva para, fue el compartir escenario con mi madre, era una obra de madre e hija y estar allí con “la Soto” le dio un realismo extra a la presentación, todas las funciones hubo lágrimas del público.
La Duarte, es una admiración para cualquiera que conozca su trayectoria y quiera hacer algo en la escena teatral, su familia es muy importante para ella, desde su madre hasta sus nietos, los tiene presentes siempre, sus hijos son su orgullo, es toda una madre y esto muestra su humanidad como actriz.
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PO